Fin de semana en Perpignan y Collioure, sur de Francia
Collioure...te estoy mirando de cerca.
Perpignan: el vino se festeja.
Llegué el octubre del 2001 a Francia, en un ambiente de torres que se caen y de gritos en la plaza de mayo de buenos aires para que se fueran todos: aunque algunos se quedaron.
Hubo cambios de idioma, de gente, calles torcidas que en mi imaginación podían dejarme en la boca de algun perro o entre las patas de una cabra: perdida, terriblemente perdida, buscando algo que entender entre tanto ruido extranjero:
- Perdón monsieur, no capto nada de lo que dice y talvez sea mejor así.
De todos los órganos de mi cuerpo, mi boca fue la que mas percibió el cambio, yo la sentía susurrarme al oído:
De todos los órganos de mi cuerpo, mi boca fue la que mas percibió el cambio, yo la sentía susurrarme al oído:
-qué me estas dando de comer?
-Qué estas diciendo?
-Caracoles ma cheri, caracoles.
Y otros recuerdos:
-Qué estas diciendo?
-Caracoles ma cheri, caracoles.
Y otros recuerdos:
-Los quesos que le quise tirar a mi ex novio porque olían mal…
-El baño reparador que me di ignorando que el pomo decía en francés perfecto “espuma de afeitar”
-El pan rayado que nunca pude comprar porque la mujer de la tienda me daba medias de mujer 100 % performance, una maravilla, para tener piernas BELLES…très belles, si très! pero de milanesas nada.
“No fue fácil” pienso ahora cuando camino por alguna calle del sur de Francia, cuando hacemos un chiste con algún desconocido y yo me digo que éste también es un poquito mi país.
-El baño reparador que me di ignorando que el pomo decía en francés perfecto “espuma de afeitar”
-El pan rayado que nunca pude comprar porque la mujer de la tienda me daba medias de mujer 100 % performance, una maravilla, para tener piernas BELLES…très belles, si très! pero de milanesas nada.
“No fue fácil” pienso ahora cuando camino por alguna calle del sur de Francia, cuando hacemos un chiste con algún desconocido y yo me digo que éste también es un poquito mi país.
Sonrío,
una sensación de bienestar entra en mi cuerpo y hace vibrar mi vestido, como cuando yo era chica y mi mama después de mucho ahorrar me compraba la muñeca que yo tanto quería, recuerdo ese momento: la felicidad antes, ahora.
Estar bien:
Estar bien:
atrapar momentos con la mano y pegarlos en mi vida.
Respirar un poco.
Respirar un poco.
"Lorena Paola soledad" se llamaba mi muñeca, bautizada por un cura que hacia la señal de la cruz en una frente de plástico.
(Mientras tanto, de recetas nada...
(Mientras tanto, de recetas nada...
no-me-miren-asi.)